En el último congreso de la Academia Europea de Alergia, celebrado en Estambul (junio 2011), el Dr. Richard Pumphrey, presentó un estudio sobre la eficacia del autoinyector de adrenalina Epipen (Altellus) en el Reino Unido. Le llamó la atención el hecho de que aunque en los últimos 20 años se habían prescrito más de 100.000 autoinyectores de adrenalina a pacientes con alergias alimentarias graves, por el contrario esta medida no había mejorado la tasa de mortalidad por anafilaxia, que se seguía manteniendo en alrededor de 5 por año.
Un estudio reciente, demuestra que los bebés que fueron tratados con antibióticos durante el primer año de vida, tienen un riesgo ligeramente mayor de desarrollar asma durante los siguientes 18 años.
Una nueva prueba de laboratorio que mide las reacciones a los componentes de proteína del cacahuete es más efectiva para identificar a los pacientes con alergias graves que el diagnóstico convencional, según un grupo de investigadores americanos que presentaron sus resultados en la última reunión anual de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología 2011.
Esta primavera será dura para los alérgicos. El invierno ha sido muy lluvioso y vienen días de calor temprano. A estas alturas de abril se va haciendo imposible para muchos pasear por un parque. Su rutina diaria va ligada a inhaladores, antihistamínicos y vacunas. En España hay más de seis millones de alérgicos. ¿Por qué año tras año aumentan los casos?
Comando Actualidad nos acerca esta semana a la realidad diaria de aquellos que, día a día, tienen que convivir con algún tipo de alergia.
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Ya está disponible en CLINICA SUBIZA el ISAC (Immuno Solid-phase Allergen Chip). Este es un test diagnóstico in vitro revolucionario que permite en un solo test determinar la presencia de IgE específica frente a más de un centenar de proteínas alergénicas presentes en más de 50 fuentes de alérgenos (alimentos, inhalantes y venenos). Es una herramienta extremadamente útil, para poder diferenciar sensibilizaciones relevantes de las que no lo son, entre los niños polisensibilizados a alimentos. Igualmente es muy útil para los pacientes polínicos de la región centro, en orden a seleccionar adecuadamente la composición de su vacuna alergénica.
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¿Sabíamos que el motor diesel puede producir 150 veces más partículas que el de gasolina? Si hay más polen en el campo, ¿por qué hay más alergias en la ciudad? Son algunas de las cosas que nos explica el doctor Javier Subiza, miembro del Comité de Aerobiología y director del Centro de Asma y Alergia 'Subiza' de Madrid, mientras esa ciudad y algunas más de este país permanecen sumidas bajo una espesa cubierta de contaminación.
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Las personas alérgicas han notado, estos últimos días, una serie de molestias como picores de nariz, tos y ojos enrojecidos. No es casualidad y tiene su explicación. Fuera de lo habitual para estas fechas, los niveles de pólenes de cupresáceas (arizónicas y cipreses) se han disparado y se han multiplicado por veinte: entre el jueves y el viernes pasados llegaron a registrarse 1.000 granos por metro cúbico de aire cuando lo normal son 50 granos.
Estudios previos han demostrado que después de la adopción de una legislación global libre de humo, hay una reducción en los síntomas respiratorios entre los trabajadores de los bares. Sin embargo, no se sabía si las enfermedades respiratorias también se podrían reducir entre las personas que no tienen una exposición ocupacional al humo de tabaco en el ambiente.
La mayor probabilidad de que un niño pueda desarrollar una alergia podría depender de la temporada en la que fue concebido, según los expertos. Los bebés cuyas tres primeros meses en el útero se produjeron en primavera, son más propensos a sufrir de alergias a los alimentos, tales como la leche y los huevos.
Ya no hay que esperar a la primavera para que muchos madrileños empiecen a notar picores en nariz, ojos y garganta. El cambio climático ha adelantado la polinización de varias especies y ya en marzo se disparan los síntomas de las alergias. Los afectados, además, conviven con otros dos problemas. El primero es que el polen del árbol más común de la ciudad, el plátano de sombra, es el causante de un 30% de los casos de polinosis que se registran. Y el segundo, que las partículas de diésel multiplican por 27 la capacidad de este polen de ser alergénico.